miércoles, 3 de octubre de 2012


John Donne, La prohibición

Cuídate de amarme,
Recuerda, al menos, 

que te lo he prohibido;
No es que vaya a resarcirme de mi inmenso derroche
De palabras y sangre por tu llanto y suspiros
Siendo contigo como tú fuiste para mí;
Pero como tal goce consume nuestra vida
Que, al menos que tu amor se frustre con mi muerte,
Si me amas, cuídate de amarme.


Cuídate de odiarme,
O de triunfar con exceso en la victoria.
No es que quiera ser yo mi propia autoridad,
Y devolver odio por odio;
Más tú perderás tu título de conquistador
Si yo, tu conquista, perezco por tu odio.
Para que, al ser yo nada, no te disminuya mi muerte
Si me odias, cuídate de odiarme.


No obstante, ámame y ódiame también,
Y así tales extremos se podrán anular.
Ámame, para que pueda morir de la manera más dulce;
Ódiame, pues tú amor es para mí excesivo;
O deja que ambos se marchiten, y no yo ;
Así, yo, vivo, seré tu escenario, no tu triunfo;
No sea así que destroces tu amor, tu odio y a mí mismo,
Para dejarme vivir, oh, ámame y ódiame también.

No hay comentarios: